A la hora de decidir cómo gestionar la flota de su empresa, pueden surgir algunas consideraciones sobre tener una flota propia o contratar una flota terciarizada.

Ambas tienen sus ventajas e inconvenientes, que repercuten directamente en los costes, la eficacia operativa y la flexibilidad empresarial. En México, las ventas aumentaron un 32,3% en 2023 y se espera que sigan creciendo en 2024. Otra información es que el autotransporte de carga aportó el 3.7% al PIB nacional en 2022, con la movilización de 548.2 millones de toneladas de productos y mercancías.

Uno de los puntos que más influye en esta decisión es el financiero. Cuando observamos el DRE, que es el balance de la empresa, el CAPEX, que se refiere a los bienes adquiridos, está directamente relacionado con la flota propia, mientras que el OPEX, que está vinculado a los gastos de explotación, está relacionado con la flota terciarizada.

En este blog de Descartes, analizaremos los pros y los contras de cada una de ellas para que pueda elegir con claridad.

1. Control directo

Una flota propia proporciona a la empresa un control total sobre sus vehículos y permite realizar los ajustes necesarios para satisfacer las demandas específicas del negocio.

2. Personalización

La propiedad de los vehículos también permite personalizarlos según las necesidades de la gestión, desde la marca hasta la configuración interna, garantizando su total adecuación a las operaciones.

3. Inversión a largo plazo

Al adquirir su propia flota, la empresa sigue invirtiendo en un activo que puede proporcionar beneficios a largo plazo, especialmente si los vehículos se mantienen en buen estado.

1. Costes iniciales elevados

La inversión inicial necesaria para adquirir una flota puede ser considerable, e incluye los costes de compra, mantenimiento y seguro.

2. Responsabilidad del mantenimiento

El mantenimiento y las reparaciones de los vehículos son responsabilidad de la empresa, lo que puede representar costes adicionales y requerir recursos de gestión.

3. Depreciación

Los vehículos se deprecian con el tiempo. Esto puede reducir el valor de la inversión inicial y tener un impacto negativo en los activos de la empresa.

1. Costes variables

Con una flota externalizada, la empresa sólo paga por los servicios utilizados. El resultado es, por tanto, más predecible y con costes más bajos, especialmente durante los periodos de baja demanda.

2. Flexibilidad

Una flota externalizada ofrece la flexibilidad de aumentar o reducir la capacidad según sea necesario, sin la carga de mantener activos fijos.

3. Mantenimiento simplificado

La responsabilidad del mantenimiento y las reparaciones de los vehículos recae en la empresa de leasing, liberando a la empresa contratante de estas preocupaciones.

1. Dependencia externa

La empresa depende del rendimiento y la disponibilidad del proveedor de servicios de alquiler de vehículos. Como consecuencia, pueden surgir problemas si el servicio no cumple las expectativas.

2. Costes a largo plazo

Aunque los costes iniciales son más bajos a largo plazo, los costes de leasing pueden superar a los de una flota propiedad de la empresa.

3. Limitaciones de personalización

Los vehículos subcontratados pueden no ser totalmente personalizables para satisfacer las necesidades específicas de la empresa, lo que limita su adaptabilidad a las operaciones.

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La elección entre una flota propia o terciarizada depende de las necesidades y circunstancias específicas de cada empresa, independientemente del segmento en el que opere.

Mientras que una flota interna ofrece control y personalización, una flota externalizada ofrece flexibilidad y costes variables. Por lo tanto, encontrar el equilibrio adecuado entre estos factores es esencial para optimizar la eficacia operativa y los recursos financieros de la empresa.

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